Las leyes cada vez tienen que adaptarse más a las nuevas tecnologías. Ahora existen delitos que, antes, eran imposibles precisamente porque no existían las plataformas tecnológicas de comunicación con las que ahora contamos.
Esta semana hemos estado viendo claramente esto a través de la sentencia de un juzgado valenciano que condena a un médico por culpa de la frase de estado de su Whatsapp.
¿Por qué? Porque durante dos meses mostraba de manera pública para sus contactos, la frase “No te fíes de xxxx”, quien también era médico y ex socio y le denunció por el desprestigio y los daños morales que podría causarle esto.
Sentencia: 2000€ de multa por intromisión ilegítima en su honor y la rectificación, en tiempo y forma, del estado de la aplicación móvil.
Y es que una importante parte de la población no se ha dado cuenta de que las redes sociales y distintas aplicaciones que nos ayudan a estar conectados con otras personas pueden ser, hoy en día, equiparables a la portada de cualquier periódico de tirada nacional e internacional.
Al no existir ya las barreras ni fronteras, al vivir en un mundo globalizado donde las comunicaciones, en el momento, llegan a cualquier rincón del mundo, toda noticia publicada en nuestros perfiles sociales puede acabar convirtiéndose en algo viral.
Y al hilo de Whatsapp, esta aplicación ha vuelto a sorprender tras dar un paso al frente en lo que a encriptación de los mensajes se refiere.
Actualmente, ha puesto en marcha un cambio en la política de intercambio de mensajes por el que sólo emisor y receptor serían capaces de poder leer sus mensajes.
Esto viene a colación con la polémica que se ha generado en Estados Unidos por la petición del FBI de desbloquear un Iphone en el contexto de una investigación del tirador de San Bernardino, algo que la compañía Apple negó por vulnerar no sólo los derechos del propietario (por muy delincuente que fuera), sino porque abriría la veda para que cualquiera pudiera acceder y desactivar los códigos de seguridad y hacerse con la información que contienen sus dispositivos.
En el caso de la compañía de Zuckerberg, ha puesto en marcha lo que han denominado end-to-end, es decir, el mensaje se encripta al salir del dispositivo emisor y sólo se vuelve nuevamente legible al llegar al del receptor, paseando por los servidores del propio Whatsapp de manera irreconocible para sus sistemas.
Más allá de eso, hay que tener también en cuenta ciertas cosas y es que, por mucha seguridad que se demande a las aplicaciones, también hay que hacer un uso responsable y razonable de las mismas y tener en cuenta qué se envía a través de ellas.
Además, cada día salen más sentenciaos que van allanando camino a un tipo de legislación que necesita sentar sus bases para poder frenar cualquier mal uso de las posibilidades de la red y sus distintas redes sociales, aplicaciones o incluso publicaciones presentes y futuras.