Llegó la hora clave de avalar las fuentes – Comunicación

Startups El Blog de Germán PiñeiroTodo avance tecnológico tiene sus cosas positivas y negativas. La llegada de la realidad virtual, de la realidad aumentada y de la inteligencia artificial han sido causa de grandes debates no solo a nivel corporativo sino a nivel privado.

¿Es cierto que este tipo de tecnología viene para revolucionar, de forma positiva, el ecosistema digital? Como absolutamente todo, existen dos caras para la misma moneda.

Medios como La Vanguardia ya que han hecho eco de la última puesta en escena de lo que se ha llamado deepfake. Un vídeo en el que la actriz, Jennifer Lawrence, habla. Hasta aquí, todo normal. El problema es cuando a dicha grabación se le aplica un filtro con la imagen del también actor Steve Buscemi.

Los labios se mueven, además, al son de las palabras de Lawrence con lo que, aunque en este caso queda patente que esta edición creada gracias a las últimas herramientas digitales e incluso a través de IA busca ser descubierta.

Pero, ¿qué pasaría si no fuera así? ¿Podrían todos los avances poner en jaque la seguridad nacional de un país como Estados Unidos lanzando a través de algún canal televisivo un discurso que hiciera que la población reaccionara ante algo que ha sido creado digitalmente? ¿Sería capaz alguien, con intereses obviamente más que partidistas, de cambiar el voto en un país Latinoamericano a través de la distribución de otras imágenes manipuladas? ¿Se podría crear un conflicto en el seno de la Unión Europea con algo creado de la nada?

Todas esas preguntas están ahora mismo sobre la mesa. El debate, sin duda, queda en un terreno en el que la ética pasa a un primer plano. Como casi siempre que las herramientas superan las expectativas y el control más humano.

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La manipulación de las imágenes y, ahora, también de los vídeos debe ser controlada para no hacer que el ojo sea engañado.

Pese a las aplicaciones que se están desarrollando actualmente – y otras que están ya en el mercado – muestran la capacidad de creación de los informáticos e ingenieros más capacitados y cuyo fin no es otro que el entretenimiento, el peligro de que caigan en las manos equivocadas puede ser terrorífico.

Año tras año, con los nuevos avances en los últimos campos en desarrollo cada vez son mejores los resultados que se obtienen manipulando vídeos e imágenes.

¿Cuál es, entonces, el remedio para combatir las deepfake news o media?

El contexto. Manipular sin contexto es sencillo, pero una vez que entran de verdad las fuentes, se complica la labor.

La necesidad de buscar y acudir a fuentes certeras se empieza a hacer imprescindible. Internet, las organizaciones y los gobiernos no pueden negar que es el momento de dar un paso al frente y avalar ciertas fuentes como independientes y certeras.

Y eso pasa por hacer, primero, un acto de libertad real en el que medios de comunicación, interlocutores políticos y representantes de la empresa privada sean capaces de olvidarse del resto para ofrecer un mensaje contundente alejado de los intereses privativos.

En el fondo, el peligro de las fake news y las deepnews es global y no entenderá de estatus si no se da, en común, un entorno y espacio propicio para la verificación rápida y certera de los contenidos que pueden hacerse virales en cuestión de minutos.