No hay semana que no salga algún artículo en medios de comunicación especializados o en blogs de expertos hablando de las redes sociales.
Bien actualizaciones, nuevos usos o incluso la inclusión dentro de las estrategias de comunicación y marketing de las compañías, cada vez son más los defensores de este tipo de plataformas.
Básicamente son tres los motivos: rapidez, impacto y precio. Sabiendo aprovecharse de ello, sin duda es una de las mejores herramientas de las que ahora se nutren para llegar al público objetivo no solo mensajes publicitarios o de marketing sino también incluso los medios de comunicación.
La facilidad con la que se puede llegar a crear comunidad a través de estos canales y el impacto de los mensajes es lo que ha llegado a convencer a grandes gurús de la comunicación.
Sin embargo, el mes pasado se despidió la que estaba llamada a ser la red social del mayor buscador de la red: Google +.
Tras el éxito que tuvo un proyecto universitario gestado en 1996 por Larry Page y Sergey Brin con Google Beta, internet cambio para siempre. Yahoo! y Google estuvieron pujando durante los primeros años de apertura de Internet en las casas por hacerse con el máximo número de usuarios.
Hoy en día, hablar de quién se llevó el gato al agua, parece mentira. Automáticamente, al pensar en buscador, Google se lleva la palma. Y con ese éxito, decidieron comenzar a dar otros servicios: aglutinador de noticias, calendario vinculado al mail, almacenamiento…y cómo no, red social.
Google +, que apareció en 2011, era el cuarto intento de la compañía por hacerse con esa cuota de mercado de usuarios que buscara en su plataforma una nueva forma de comunicarse. En la primera semana, todo parecía que funcionaría bien, como el buscador. Habían conseguido en apenas días más de diez millones de usuarios, era la APP más descargada en los móviles y cuando su versión salió al gran público, batió todos los récords.
¿Qué pasó entonces para que dejara de ser la alternativa?
Las políticas de la compañía para su uso, por ejemplo, obligando a tener una cuenta para el uso de Youtube y los fallos continuados de seguridad hizo que Facebook, Twitter y, obviamente después, Instagram, acabaron siendo un referente del que no participó Google +.
Aunque el cierre ya fue efectivo el pasado marzo, aún las empresas y entidades/colegios que quieran seguir utilizándolo, podrán hacerlo gracias a que la compañía así lo ha habilitado, al igual que la descarga de la información compartida en sus años de uso.
Es el momento, entonces, de hacer una reflexión: ¿qué se espera de las redes sociales para que no ocurra lo mismo?
La clave es clara: seguridad. Sentir que, se comparta lo que se comparta – aquí se abriría un debate interesante – no tenga grietas que pongan en peligro la información de los usuarios que, voluntariamente, forman parte de las cifras de resultados y de la generación de publicidad y ya ventas que generan estas plataformas.