¿Es el marketing de la desinformación la última amenaza?

 El Blog de Germán PiñeiroCada vez hay más información y, a la vez, cada vez menos contrastada. La cantidad de intereses que se mueven hoy alrededor de las noticias suponen todo un riesgo para la credibilidad. Hasta el punto de que haya gente que tenga claro que existe un marketing de la desinformación.

Conseguir crear una opinión es clave para las empresas, pero cuando se pasa de empresa a sector, es todo un mundo aparte. Para combatir estas prácticas la formación es un aspecto clave.

Pero, ¿cómo se consigue hacer una campaña de marketing para desinformar?

Aunque sorprenda, se hacen y cuestan un dineral, pero, como toda campaña, se basa en varios pilares que desgranaremos.

  1. Tener claro cuál es el mensaje que se quiere que cale.
  2. Vestir ese mensaje de veracidad con estudios cruzados, nombres que suenen profesionales, documentación, imágenes, etc.
  3. Elegir la forma del mensaje: será por redes, medios de comunicación, etc.
  4. Aprovechar creadores de contenido y opinión para disparar los impactos.

Esto, que a priori parece ciencia ficción, ocurre mucho más de lo que la gente piensa.

Elecciones, pandemias o cumbres, entre otras cosas, son los momentos perfectos y el caldo de cultivo para que proliferen empresas fantasmas que proponen todo tipo de contratos para que se distribuya, como si de información y no desinformación se tratara, todo esto para dar alimento a intereses no siempre éticos.

¿Por qué hoy en día estas campañas funcionan mejor que nunca?

Por la cantidad de información en circulación sin que nadie la filtre o la haga un análisis. La sociedad se ha acostumbrado a que los medios de comunicación parecen redes sociales, con actualizaciones casi al minuto.

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Eso conlleva piezas que tienen, en la mayoría de casos, poca profundidad, trabajo de contraste y, sobre todo, análisis y contexto. Y en esa situación, cuando apenas se leen los titulares ante la ingente cantidad de datos que cruzan la red cada vez que uno se conecta, es perfecto el escenario para la desinformación.

Es así como hace poco se trató de desprestigiar las vacunas diseñadas para frenar el covid, como se extienden las terapias alternativas que ponen incluso en peligro la salud, como buscan desprestigiar a candidatos en elecciones o incluso como tiran abajo los productos de una empresa concreta. Los bulos llevados a lo profesional.

Y no solo eso, sino que se considera que, a falta de ética de muchos, pasa por ser un sector en auge.