Conseguir responder a cuáles son los factores para que un usuario decida su compra es lo que busca cualquier compañía que estudie a fondo el mercado para mejorar sus resultados ya sea a través de campañas de publicidad o marketing.
Hasta hace una década, el ser capaz de llegar a través de mensajes que tocaran la fibra sensible del comprador (factor emocional), que llamaran su atención o que una marca dispusiera de ciertas características con las que el usuario quería identificarse bastaban para marcar la diferencia entre unas y otras en un mundo donde todo se basaba en los formatos clásicos.