En el entorno actual, nadie duda de que toda compañía debe desarrollar una identidad corporativa sólida y coherente. Los clientes buscan, cada vez más, experiencias de usuario personalizadas y firmas que compartan su visión del mundo. Así pues, cuando hablamos de branding o construcción de marca, no solo nos referimos al logotipo, sino también al material gráfico y al componente filosófico que crea un vínculo emocional con el cliente a través de valores culturales compartidos.