Cuando a finales del siglo XIX, Wilde se enfrentó a su enésima página en blanco, la crítica no esperaba ya nada novedoso de él. De su pluma, volvió a surgir una obra maestra llamada The importance of Being Earnest, una visión de la Inglaterra de la época victoriana de la que surgieron dos hermanos; uno de ellos ficticios. Un momento en el que, la búsqueda de personajes y argumentos inéditos, era una de las reglas básicas del éxito entre el público y prensa, éstos últimos, enemigos feroces de los dramaturgos de entonces.
Ahora, donde alterando el orden de los factores, nos instalamos en el XXI, las cosas no han cambiado en demasía. Nuestro público objetivo continúa demandando originalidad, calidad, prestigio, seguridad… y los tiempos, que no perdonan, son aún más feroces. Resulta necesario, por tanto, analizar la situación para encararla con la mayor seguridad posible, siendo consciente de los riesgos y reuniendo las herramientas necesarias para alcanzar el mayor éxito posible.
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