Si hay algo que ha venido funcionando a las compañías para posicionar su marca en la mente de los consumidores, esos han sido los patrocinios en grandes eventos a nivel nacional o internacional.
Desde luego, los americanos en este campo han sido casi siempre pioneros en la materia y han ido un paso más allá desde que, en 2002, uno de los acontecimientos más renombrados a nivel mundial, tuvieran lugar en un teatro con el nombre de una importante marca relacionada con la imagen. Se trata del ya denominado naming rights, donde grandes compañías vinculan directamente su marca con un compromiso con la cultura, con el arte o con actividades bien vistas y que a la vez consiguen una mayor fidelidad y compromiso del consumidor potencial.