En el universo de las palabras degradadas y versátiles, sin duda alguna el marketing ocupa un lugar notorio. Esta desconfianza comienza en el seno de las organizaciones, que lo convierten en uno de los grandes responsables de los desaciertos empresariales. Desde allí se va extendiendo hasta llegar a la ciudadanía, que confunde marketing con venta o publicidad; incluso entre quienes se desempeñan en el área de comunicación, esta disciplina es ampliamente denigrada.