La decisión de tener que dar una respuesta negativa no es para nada fácil. Decirle NO a un cliente es una tarea que requiere de bastante tacto, puesto que no resulta sencillo comunicarle de manera elegante a alguien que no vas a aceptar realizar un trabajo determinado.
Para ello existen múltiples alternativas como decirle que no puedes ofrecerle cierto tipo de servicios (que por supuesto para ti no son rentables), destacando que existen empresas que podrían hacer ese servicio bastante mejor por su especialización y haciendo transparente tu estructura de costes, para recomendarle finalmente otra empresa que pueda encargarse del asunto.
En muchas ocasiones, esa negativa a realizar un cierto servicio abre nuevas puertas al focalizar los esfuerzos empresariales en las actividades estratégicas verdaderamente rentables para el negocio, y no sólo desde un punto de vista económico.