Ante la coyuntura económica que estamos viviendo desde hace algún tiempo y que viene marcada por una profunda desaceleración económica, las pymes y compañías en general ven cada mes cómo la demanda desciende, los stocks aumentan, las plantillas están de brazos cruzados, los precios caen, los costes comerciales se disparan, los impagos aumentan, los márgenes se reducen alarmantemente y ponen en duda la rentabilidad de la empresa y en muchos casos hasta su existencia.