Cuando Milton Glaser puso en marcha su idea para conseguir un símbolo de Nueva York, poco se imaginaba que sería un visionario. Algo sencillo, muy parecido a un jeroglífico, que simbolizaba el amor por una ciudad, por un concepto minimalista. Sí, se podía sentir amor por un concepto de ciudad y expresarlo sin más, con el corazón.
El símbolo I (love) NY traspasó fronteras y hoy es uno de los emblemas quizás más reconocibles del planeta, imitado allá donde vayas, aunque todos sabemos cuál fue el original. Entre branding anda el juego y NY, Londres o París son ciudades aventajadas en este sentido.