Las grandes corporaciones y las nuevas empresas tienen algo en común: sobreviven o perecen de acuerdo a su reputación. En la era digital esto se traduce a que su supervivencia en cierto modo depende de los resultados que arroje su marca en los motores de búsqueda como Bing o Google.
Gracias a la Web 2.0, los clientes y usuarios pueden dejar registros y reseñas detalladas de lo que tu empresa ha hecho, ya sea bueno o malo, según su percepción de tu marca, en portales de alta autoridad o reconocimiento, como Yelp, Trustpilot o Ciao donde con mejor o peor criterio se moderan y recopilan experiencias y reseñas creadas por consumidores.
Hoy en día cualquier persona puede crear un blog con un nombre y dominio como TuEmpresaEsTerrible.com. Cualquiera puede comenzar una campaña de descredito en Twitter hablando de tus productos, tu servicio al cliente o tu nuevo rediseño de logotipo. En resumen, la opinión online de tus clientes puede ayudar a que tu empresa se vea muy bien … o muy mal, afectando al desarrollo de tus planes de marketing y previsiones comerciales.