Esta es la pregunta que se hacen muchos empresarios cuando se les habla de la necesidad de seguir adelante con la digitalización no solo de su parte comercial sino de todos los procesos internos en marcha. Basta hacer un “click here” para conseguir tener toda la información necesaria que conlleva el uso de esta solución tecnológica.
Y las cifras, sin embargo, son claras. En el año 2020 los empresarios se ahorraron la friolera de 1800 millones de euros optando por las facturas electrónicas, pero, además, ahorraron en tiempo de trabajo gracias a la automatización de las mismas.
En fechas más cercanas, al cierre de 2021, España había crecido hasta en un 30% en el uso de esta solución, ahorrando en ese año fiscal hasta 2300 millones de euros en 55 millones de facturas más emitidas de forma electrónica.
Tal como explica el Ministerio de Asuntos Económicos, “Una factura electrónica es una factura que se expide y recibe en formato electrónico. Es importante destacar que la expedición de una factura electrónica está condicionada al consentimiento de su destinatario. La factura electrónica, por tanto, es una alternativa legal a la factura tradicional en papel”.
¿Cuáles son las principales ventajas de la factura electrónica?
Más allá de los ahorros de impresión y papel, así como del envío postal, hay una serie de ventajas añadidas que se demuestran en poco tiempo.
Al ser un proceso automatizado, evita errores humanos que luego suponen una corrección fiscal que no siempre es sencilla si el trimestre ha pasado ya y se han presentado.
Además, acorta los ciclos que se necesitan tanto para su tramitación como para su cobro al ser una herramienta ágil que permite a nivel interno y también vía gestoría a nivel legal, presentar y gestionar de forma correcta cada una de las facturas emitidas por la empresa.
“Muchos piensan que es la factura hecha pero enviada por email. Nada que ver. Se trata de un formato de factura que deben tener disponible emisor y receptor y que supone una mejora en la gestión y comunicación absoluta por su rapidez gracias a ser estructuradas. Son las otras, las manuales, las no estructuradas, las que hay que seguir gestionando de forma manual” explica Germán Piñeiro.
En un contexto europeo en el que cada vez hay más transacciones con otros países es clave apostar por un tipo de factura que se pueda automatizar sabiendo que cumplirá con los requisitos legales de toda la UE. De ahí que sea una apuesta segura a la hora de hacer cuentas con la Administración.
Se dice que, actualmente, más del 30% de las pymes usa este sistema, por lo que aún queda bastante camino por recorrer en el contexto de una economía digitalizada que garantice una mejora en la productividad y en el tiempo que se dedican a funciones que, gracias a la tecnología, necesitan cada vez menos atención.
Es el momento de dar el salto, de no quedarse atrás y de dedicar los esfuerzos a rentabilizar de verdad el trabajo.