Hablábamos en varias ocasiones en este blog sobre marketing político, sobre la necesidad de aceptar el cambio impuesto por sociedades cada vez más unidas gracias a la eclosión de las redes sociales y sobre la importancia de mantener la confianza como eje central del nuevo modelo al que nos enfrentamos.
Y si bien es cierto que el peso específico de las redes sociales en la construcción de nuevos hábitos, nuevas costumbres y obviamente, nuevas expectativas, en relación a lo dirigentes en quienes depositamos la confianza, es un tema del que hemos tomado conciencia hace ya mucho tiempo. Es también una realidad que los últimos acontecimientos, en especial la manifestación del 15-O donde el mundo entero se unió con el objetivo de lograr la ansiada y proclamada Democracia 2.0, ha dado una vuelta de tuerca más en la importancia de la influencia, como eje central de la confianza.
La democracia está agotada, normas, preceptos y legislaciones obsoletas condenadas al ostracismo de la indiferencia y la pérdida de autoridad.
Es por este motivo que los distintos acontecimientos que se suceden, las elecciones en España y la necesidad de Obama de ganarse a los medios sociales si quiere resultar electo en 2012, se perfilan como el camino por el que se construye el nuevo marketing político.
Marketing político y su relación con la influencia, un asunto de confianza
Marketing político vinculado férreamente al marketing de la influencia, marketing político que debe buscar la recuperación de la confianza y la credibilidad incorporando para ello a los nuevos líderes de opinión, conformados por la primera generación de nativos digitales que han logrado congregar a los agotados ciudadanos.
Hay consenso… ahí ya tenemos el primer paso
La ciencia política atraviesa por una crisis sin precedentes, sin embargo, existe un consenso a nivel mundial que habla muy bien de las sociedades que estamos conformando; la democracia es el elemento indispensable de las sociedades modernas.
Pero la democracia requiere participación, decisión y expresión clara de la ciudadanía y ahí, es donde los políticos se sitúan frente a enormes desafíos; la recuperación de la legitimidad, el establecimiento de un nuevo modelo que incluya la “satisfacción de las necesidades manifestadas por sociedades compuestas por prosumidores con influencia propia” y principalmente, el cumplimiento de las promesas como eje central de la exaltación del compromiso.
Los medios de comunicación, hoy sociales, juegan un papel de gran relevancia en la toma de decisiones, es necesario que comencemos la etapa de la concreción, de forma que podamos establecer una escala de temas prioritarios que abordar con la colaboración inestimable de los ciudadanos.
El poder se vincula con la sabiduría y ésta, con la influencia
Asistimos al cambio de ciclo del “poder” una nueva acepción vinculada al conocimiento y la influencia, indivisible de la honestidad y el compromiso.
Tiempos revueltos, manifestaciones, revueltas, pérdida de legitimidad que supone también un gran desafío para las sociedades, es necesario comenzar a orquestar la organización del nuevo orden social, evitando el libertinaje de los medios y logrando que la propuesta, el diálogo y la interacción, conformen el eje central de la nueva democracia.
Estamos por lo tanto asistiendo a la simbiosis de la nueva democracia gestada, tejida y orquestada desde los medios de comunicación hoy explícitos y transversales.
Conclusiones, democracias 2.0 desafíos para la clase política y para las sociedades
Para finalizar podemos concluir que el tránsito hacia la democracia 2.0 que se hace tangible con los distintos movimientos sociales que logran cambiar el curso de los acontecimientos, debe realizarse alejándose al máximo de la “venta electoral” un proceso eminentemente mediático que nos aleja del desarrollo.
De no ser así… la legitimidad de nuestros gobernantes, autoridades, instituciones y estamentos, será parte de un orden social que se aproxima a la extinción.
Grandes responsabilidades para la clase política y aprendizajes importantes para una nueva forma de participar en sociedad, la pérdida de la legitimidad debe ser vista en el momento actual, como parte inherente al proceso de cambio, no como la forma de construir la nueva democracia y del nuevo marketing político.