Todo lo acontecido en el Canal de Suez ha puesto en entredicho la forma de comercio actual, con ecommerces dispersados por todo el planeta que, en cualquier momento, pueden sufrir una incidencia en su capacidad de cumplir plazos.
Cientos de barcos han estado esperando a ver lo que las autoridades decidían para destaponar un canal que representa aproximadamente el 10% del comercio mundial, pero, sobre todo, que es puerta entre el comercio cada vez más extendido entre Asia y Europa.
Cada día que el Ever Given estuvo cruzado sin permitir el paso ha supuesto para la economía miles de millones de pérdidas. De hecho, actualmente, hasta que los buques puedan ir circulando de nuevo con normalidad a sus destinos, se tardarán semanas, porque habrá que gestionar también la descarga, control y almacenaje de mercancías en los puertos, que han visto cómo dejaban de llegar los contenedores agendados. Entre los más perjudicados, los puertos de Valencia, Algeciras y, cómo no, Barcelona.
¿Qué va a significar esto? Un claro replanteo no solo de las formas de entender la globalización sino de localización. Si durante la pandemia quedo claro que era necesario apostar por la industrialización y centralización de fábricas en cada país, este nuevo incidente pone aún más en relieve si cabe la necesidad de abastecerse, en cierta medida, en el kilómetro 0.
Esto lo que va a traer consigo es una nueva revolución en el comercio y marketing, que fomentará sin duda los sellos nacionales y de la UE como de valor para el consumidor.
“Aunque durante el confinamiento se vio la necesidad de apoyo al pequeño comercio y a la industria nacional, lo cierto es que hechos como la paralización del Canal de Suez por un buque ha dejado a la vista las vergüenzas de un comercio deslocalizado, donde se cuentan por semanas y por toneladas los contenedores llenos de productos de otro rincón del mundo. Obviamente vivimos en un comercio global que nos surte de productos, pero está claro que es el momento de que lo cercano de el paso que debe al frente, fomente a través del marketing una imagen de valor y convenza al usuario cercano” explican algunos expertos en comercio.
En este contexto, quienes se frotan las manos no son los comerciantes sino las navieras, que han visto cómo el colapso les va a permitir incrementar los precios cuando no lo han hecho ya para sortear Suez y llegar hasta Europa rodeando África. Las estimaciones de algunos expertos son claras: antes del Covid un contenedor costaba 2.000 euros, actualmente ronda los 8.000 y, con este nuevo contexto, rozará los 10.000. Eso incrementará por tanto los costes derivados y los productos en el mercado internacional.
Por eso es ahora. Es el momento de apostar por darse a conocer al cliente nacional, de proximidad. Porque lo que se produce allí, puede hacerse aquí. Lo que se vende allí, también se vende cerca…pero hay que hacerse visible.
Es el momento del marketing de proximidad, del sello cercano, del producto fabricado a escasos kilómetros – en comparación con el mercado del que llega – del destino.
Bienvenidas empresas cercanas a la era del marketing. Da igual el tamaño, espacio hay.