Pese a que muchos aún consideran que el bitcoin y, en general, el mundo de las criptomonedas está reservado para unos pocos inversores que quieren probar con productos independientes de la estela clásica bancaria, lo cierto es que mes tras mes, año tras año, se está demostrando que no, que no es algo que vaya a quedar en la parte residual de la inversión.
¿Por qué? Por la propia tecnología en la que funcionan. A estas alturas de 2023 está claro que la blockchain ha mostrado su fortaleza y su utilidad.
Hoy en día son muchos los procesos que se basan en el mundo de la empresa, las finanzas e incluso las administraciones públicas vía blockchain” explican desde immediate edge.
Las garantías que produce el que los datos no puedan ser eliminados ni cambiados permite una transparencia que hasta ahora no existía con otros procesos que podrían ser manipulados llegado el momento. Eso es precisamente lo que ha hecho atractivo este tipo de tecnología para muchos campos en los que las garantías y la transparencia debería ser máxima.
Aun así, la blockchain está también en constante desarrollo ya que, por ejemplo, la propia de bitcoin acaba de ser inscrita también con más de 3000 NFTs gracias al protocolo Ordinals, que ha facilitado la posibilidad de incorporar los contratos inteligentes (smart contracts) con bloques de hasta 4MB, lo que ha supuesto toda una apertura a nuevas posibilidades que puedan irse incorporando no solo en esta sino en cualquier otra cadena de bloques.
El hecho de que hoy en día incluso se aplique como fórmula para mostrar al consumidor la historia del producto desde su producción o nacimiento está siendo clave para dar un cambio absoluto, por ejemplo, al sector alimentario
¿Qué son los smart contracts?
Si hasta ahora lo normal era la firma de contratos generales, hoy en día, gracias a la blockchain, se puede hablar de una serie de contratos que se irían incorporando, de forma automatizada, según se van cumpliendo los objetivos del servicio.
La blockchain, al ser compartida, puede dejar grabados datos de distintos participantes y que va creando sus nodos, por lo que modificar dichos registros sería altamente complicado e improbable ya que hay copias en varios lugares. Según se validan, se van uniendo, de ahí la cadena por lo que, llegado un momento, al ser un programa informático, se puede avisar a la cadena de que, si sucede A, es necesario firmar el smart contract A, pero si sucede B, sería necesario su versión B, sin posibilidad de alterar las firmas.
“Esta es la primera puerta para abrirse a negocios internacionales, por ejemplo, con socios que no se conocían. Se trataría de firmar un acuerdo de producto por el que la empresa compra la producción y la otra lo sacará al mercado en otro país. La garantía de que cada cláusula se cumplirá está en la blockchain con “oráculos” como la empresa de transporte, la logística o incluso la distribuidora que irán activando los smart contracts mostrando que el proceso está funcionando como debe” explican algunos expertos.
Una nueva utilidad que, hasta ahora, está siendo residual pero que, según vaya avanzando 2023 mostrará todo su potencial en un mercado globalizado en el que los acuerdos serán cada vez más importantes en la cadena de suministro.