Hiperconectados y solitarios, la paradoja de nuestro tiempo

social commerce y mobile marketing El Blog de Germán PiñeiroEn la actualidad y en la innovadora era tecnológica, las redes sociales y los dispositivos móviles son capaces de transportarnos a cualquier parte del mundo con tan solo un aparato que llevamos perfectamente en el bolsillo, objetos que nos permiten estar permanentemente conectado con nuestros seres más queridos o incluso hacer nuevas amistades con tan solo mirar un perfil y agregarlo. Pero si lo pensamos ¿Controlamos realmente a las máquinas, o son ellas las que nos controlan a nosotros?

Cuando era más joven iba en el metro y veía gente hablar, leer o escuchando su música observando a los demás, ahora, entro en los vagones y veo a seres completamente aislados por una máquina. Es un fenómeno que me abruma ya que todo el mundo está igual, ya nos puede pasar cualquier cosa que nadie se entera de lo que ocurre fuera de su mundo virtual.

 Aún más, en ocasiones he podido observar un grupo de amig@s que quedan para salir, y después del encuentro l@s ves cada uno en su mundo digital, “ignorando” a las personas que están físicamente con ella por otra gente que se encuentra a kilómetros de distancia. Me pregunto entonces lo que hacen, ¿porque viven otra realidad, porque no viven el momento presente con sus amig@s, sino un momento virtual con otr@s?  ¿Realmente estas nuevas tecnologías…unen o separan?

Poco a poco esto provoca una cierta deshumanización de las relaciones. En teoría, evolucionar es ir a mejor y no al revés, hoy en día se puede ver como las nuevas tecnologías evolucionan más rápidamente que el propio pensamiento humano, y es por eso que las máquinas nos acaban dominando y pueden llegar a encerrarnos en una soledad absurda. A pesar de estar más conectados que nunca, parece que estamos solos e incluso más egoístas.

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Nos miramos tanto el ombligo que me pregunto: ¿Dónde está la educación, donde están las personas? Hace unas semanas circulaba en las redes sociales una imagen de un cartel de menú en un restaurante que anunciaba descuentos para la gente que pedían con un “por favor” y un “gracias”. Seguramente que es una operación de marketing, sin embargo, si este restaurante juega con eso es que notó algo con sus clientes…Un compañero me contó, que estaba en un ascensor del metro bastante lleno y entró una mujer diciendo “Buenos días” y los demás la miraron como si fuera una extraña y finalmente nadie respondió. ¿Qué es lo que sucede, éste es el mundo qué queremos para nuestros hijos?

Las nuevas tecnologías nos aportan muchísimas cosas buenas, sin embargo hay que darles un uso lógico y responsable, al fin y al cabo somos nosotros los que debemos dominar a las máquinas y no ellas a nosotros.

¿Recordáis el 31 de diciembre? Este día especial, cuando estamos con nuestra familia y la gente a la que queremos, esperando el cambio de año con una rica cena y fiesta toda la noche. No obstante ¿Qué sucede cuando acaba las campanadas y finalizan las felicitaciones familiares? Rápidamente, y como si fuera la vida en ello, todo el mundo coge sus dispositivos móviles y empieza a felicitar a todo el mundo, provocando en el hogar un silencio asolador en el cual solo se escucha el ruido de las teclas y los sonidos de los mensajes recibidos…

Este aislamiento virtual en el que entramos en lugar de vivir el momento presente, con la gente que nos rodea directamente me recuerda un anuncio de coches que decía: “Sin corazón, solo seríamos máquinas”. Gracias al corazón somos más que máquinas, nos hace tanto reír, como llorar o estremecernos. La personalidad de cada individuo y el criterio de cada persona nos permitiría controlar las nuevas tecnologías con sentido común para no convertirnos en máquinas sin corazón ni personalidad.

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Por Sascha Tur, Community Manager en IOMarketing