Quizás alguna vez te hayas preguntado como se llega a tener una empresa viable y rentable. Lo cierto es que cada experiencia es diferente. Pero, aún así, se suelen recorrer pasos similares en todos los casos. Hoy te voy a explicar cuáles son las principales etapas de un proyecto emprendedor exitoso. Desde la idea inicial hasta la consolidación de un negocio rentable, hay mucho trabajo y un poco de suerte, pero el camino está bastante claro.
Elección de la idea de negocio
Todo negocio empieza por una idea. Pero no te creas que tengas que inventarte un concepto revolucionario y disruptivo para triunfar. Mucha gente monta empresas muy rentables en sectores tradicionales. Lo más importante no es realmente que tu idea sea excepcionalmente buena, sino que tú y tu equipo seáis las personas adecuadas para ponerla en marcha.
¿Dónde puedes encontrar inspiración? Si necesitas ayuda, puedes consultar recopilatorios como las 500 ideas de negocio que han identificado en el blog Crear mi Empresa a lo largo de los años. Y si no te basta, seguro que hay más páginas por allí con todavía más propuestas.
Pero, como comenté antes, es muy importante que tu idea encaje con el perfil del emprendedor. Así que analiza tus áreas de conocimiento, tu experiencia profesional, tus habilidades personales y las cosas que te gustan. Te ayudará a encontrar el tipo de actividad en el que podrías dar lo mejor de ti. Créeme, escoger un negocio adaptado a ti te dará una gran ventaja comparativa.
Planificación del proyecto
Antes de lanzar tu proyecto al mercado, es importante prepararte. Emprender significa enfrentarse a muchos retos e imprevistos, así que un mínimo de planificación te ayudará a evitar los típicos errores de principiantes.
Lo ideal es elaborar un plan de empresa, que te ayudará a analizar los aspectos principales de tu proyecto, y también a determinar con más detalle los recursos necesarios. Hablo de encontrar el capital humano adecuado para hacer una diferencia en tu nicho de mercado, pero también de todo lo referente a inversión, gastos y medios diversos como instalaciones, equipos, y demás. Dentro del plan, prepararás unos estados financieros previsionales, que no tienen como objetivo predecir lo que va a ocurrir, sino ayudarte a conocer tus necesidades de financiación y el volumen mínimo de venta para ganar dinero, entre otros.
Si se trata de una idea muy innovadora, puede ser más difícil preparar un plan de empresa, pero se puede optar por otras herramientas de planificación, como el Business Model Canvas.
En todos los casos, tendrás que preparar tu estrategia comercial, diseñando tu producto, definiendo tus precios, y elaborando una campaña de marketing.
La fase de planificación te ayuda a refinar y ajustar tu proyecto. No te la saltes. Pero tampoco te quedes atrapado en el análisis-parálisis. Emprender es actuar.
Lanzamiento del negocio
Con tu plan de empresa en manos, conviertes tu proyecto en una realidad, consiguiendo la financiación necesaria, dando de alta la empresa, contratando al personal, adquiriendo el inmovilizado, instalándote en un local y, por supuesto, lanzando tu estrategia de marketing y ventas para dar a conocer tus productos y tu empresa.
Es recomendable iniciar la actividad con la estructura más liviana que permita el negocio, de tal forma a disponer de margen de actuación en caso de que las cosas no salgan como se esperaba.
Por ejemplo, es bastante habitual que las ventas tarden en consolidarse, o que un producto / servicio tenga menos éxito de lo esperado, mientras otro que no parecía tan atractivo se vende muy bien.
Aprendizaje y crecimiento
En cuanto se haya hecho el lanzamiento, se aprende muchísimo. Todo lo que hasta antes era teoría se enfrenta con la realidad. La decisión última la tiene el comprador. Por eso es tan importante tener una actitud flexible y estar dispuesto a aprender para ir aportando una experiencia cada vez mejor a los clientes.
También es interesante disponer de algunos indicadores de seguimiento, que permitirán identificar las áreas de mejora, en cualquier aspecto de la gestión del negocio, desde métricas financieras hasta elementos de calidad percibida.
Dedicando mucho esfuerzo, y trabajando para mejorar, con un poco de suerte lo normal es que el negocio se vaya consolidando, y pase a una fase de crecimiento sostenido. Primero llegarás al famoso “break even” (equilibrar los resultados), y poco a poco el negocio se hará más rentable.
Adaptación al cambio
Pasan los meses, e incluso los años, y el proyecto se ha convertido en una empresa viable y rentable. Los promotores están satisfechos, y siguen realizando pequeños ajustes para mejorar la calidad y seguir creciendo.
Pero, a largo plazo, no basta. Porque vivimos en un mundo donde los cambios tecnológicos y de modo de consumo son cada vez más rápidos. Una empresa rentable puede verse amenazada en muy poco tiempo por una disrupción en su nicho de mercado.
¿Cuál es la solución? Estar pendiente de esos cambios, y estar dispuesto a reinventar la empresa para adaptarla a los nuevos tiempos. No te voy a engañar, puede resultar muy difícil. Somos animales de costumbres, y si llevas 10 años con un modelo que funciona, te puede costar hacer un cambio profundo en tu negocio. Pero, la realidad es que cuanto antes se reaccione, mejor. Así que es muy importante seguir las tendencias y prestar mucha atención a las métricas claves del negocio.