Las redes sociales pasan a ser juzgados de guardia

Social Media Marketing - Consultor de Marketing El Blog de Germán PiñeiroSiempre se ha dicho que para muchas cosas las redes sociales funcionan como un verdadero altavoz donde las fronteras no tienen cabida. De hecho, ante ciertos hechos, pueden incluso funcionar como juzgado, paralelo, y siguiendo sus propias leyes.

Es lo que ha pasado recientemente con el león Cecil, cazado en un safari privado por el módico precio de 50,000 dólares. Hasta aquí la noticia, poniendo en relieve la legalidad o no de dónde fue abatido y del hecho de ser un símbolo y reclamo turístico de Zimbawe.

Dicho esto para contextualizar el hecho en sí, demos un paso más para hablar de la repercusión y consecuencias que ha tenido por culpa, en gran parte del eco que le ha dado las redes sociales.

El caso es que, desde que las autoridades africanas dieron la voz de alarma por lo sucedido, las redes sociales se volcaron en mostrar la indignación a la hora de poder poner precio a las presas de caza – por otro lado como se ha hecho tradicionalmente no sólo en safaris sino en cacerías a lo largo y ancho del mundo, aunque eso no sea justificación válida – y, sobre todo, a Cecil, el denominado león más bello del planeta. Ya se había puesto en marcha el juicio. Ya había condena, faltaba por poner la cara al culpable.

Miles de fotos, memes, post, tweets y textos dieron la vuelta al mundo en cuestión de minutos mientras no se conocía aún la nacionalidad del cazador. La indignación y la repulsa ante el acto fue in crescendo según iban conociéndose más datos y detalles de cómo se había contratado el safari y dónde se había disparado, con flecha, al felino.

Quizás también te interese:  La próxima revolución vendrá con el email

Sin entrar a juzgar si es una actividad lícita o no ya que entra dentro de la propia ética y creencia de cada uno, lo cierto es que según se fueron dando los titulares que poblaron todos los medios a nivel mundial, el tono de dichos ecos en redes sociales iba también subiendo.

Llegó el momento de poner cara al cazador, y dieron su nombre, nacionalidad, fotografía e incluso profesión en cada uno de los medios de comunicación que hicieron el seguimiento del trágico desenlace del león de Zimbawe. Ya había condenado, pero ¿cuál sería la condena?

¿Qué ocurrió? Lo que parecía que iba a ser evidente. El dentista americano ha tenido que cerrar su clínica ante las amenazas que ha ido recibiendo por cualquiera de las redes sociales. Pese a la profesionalidad y reputación de su clínica, las opiniones y valoraciones de la red le hicieron aparecer online como uno de los peores lugares a los que acudir para hacerse un empaste.

Desde luego, si hubiera medido las consecuencias que podría tener su viaje, nunca lo hubiera emprendido. Ahora es conocido que no es la primera condena por cazar que tiene en su haber, pero esa es otra historia. Lo que es cierto es que hace casi diez años, habría sido una noticia que se hubiera quedado caduca a la semana en los medios tradicionales.

Hoy quedará viva gracias a las redes, donde cada vez más se hacen incluso los juicios paralelos que pueden llegar a hacer sufrir más consecuencias que los de las cortes. Que se lo pregunten sino al dentista que desde este acontecimiento ya conoce lo que es la reputación online.

Quizás también te interese:  Marcadotecnia y Everis, se unen para impulsar y desarrollar TribApp