El increíble caso del catálogo de Ikea

El-nuevo-catálogo-de-Ikea-marketing-comunicación El Blog de Germán PiñeiroCon septiembre suelen llegar algunas de las principales campañas publicitarias, incluidos coleccionables, que dan paso a los nuevos anuncios que llenarán la televisión durante el otoño como previo a la campaña de navidad, una de las más rentables en este sentido, aunque también de las más costosas.

La pasada semana estrenabamos la campaña de la nórdica Ikea, en la que se ve cómo los carteros comerciales, esos que suelen ser ignorados a través de un telefonillo, consiguen abrir las infranqueables puertas de los portales para depositar su mercancía comercial. ¿Por qué? Porque ha llegado el catálogo de Ikea, con las novedades para el próximo año. ¿Alguna vez habías visto un anuncio para avisar de la salida de un catálogo?

Y es que esta marca siempre apostó por presentar sus listados de productos en un sólo tomo (sí, porque en realidad y cada vez más son tomos) como si de la vuelta al cole se tratara, justo con las vueltas de vacaciones.

Desde 1951 Ingvar Kamprad, el fundador de la marca, comenzó a publicar su catálogo, en el que ya mostraba los primeros muebles que podía ofrecer. Aunque no cierto es que el primer anuncio de la marca data de 1945, cuando en los periódicos locales también anunciaba servicio a domicilio.

Sea como fuera, hoy en día es uno de los catálogos más esperados del otoño. Ese que prácticamente todo el mundo quiere ojear para ver sus novedades y coger ideas de la decoración que ha revolucionado la forma de amueblar las casas, ofreciendo muebles a precios más que asequibles y de automontaje.

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Y la campaña que ha puesto en marcha pone eso de manifiesto, cómo un simple catálogo, de carácter anual, ha conseguido crear la expectación necesaria para que todos quieran hacerse con uno de sus ejemplares. La idea ha sido siempre simple, estratégicamente lo han ido dejando en los barrios donde necesitaban mejorar las ventas (para eso solicitan el código postal en el momento de la compra), siendo en los barrios donde más ventas tienen los que se quedaban sin la distribución.

De esta forma, tenían que ir al kiosko a adquirirlo, pero el precio era reembolsado a través de un cheque que venía dentro del propio catálogo y que podía ser utilizado y descontado en la siguiente compra en cualquiera de sus centros.

La pregunta es, ¿realmente el caso de Ikea es único? ¿Quién pagaría por un catálogo que podría tenerlo gratuitamente si entrara en zona de distribución o acercándose a cualquiera de sus tiendas? Pues lo cierto es que mucha gente. A las pruebas nos remitimos. Nunca una acción de marketing funcionó mejor de una forma tan sencilla.

La expectativa, algo tan sencillo y simple como eso, puede desbancar cualquier otro lanzamiento. Tan sólo hay que ver cómo se esperan los nuevos dispositivos móviles en el mercado. Pero, sinceramente, el caso de Ikea da para estudio. Ningún catálogo ha tenido tanto éxito como para incluso apostar por una campaña publicitaria en prime time.