Si hoy en día hay que hablar de tres figuras que prácticamente todo el mundo conozca y que estén relacionadas con la carrera espacial, sorprendentemente, no se citarán políticos o incluso representantes de las principales Agencias Espaciales, sino que se hablará de tres empresarios.
Richard Branson -Virgin Group-, Elon Musk –Tesla– y Jeff Bezos –Amazon- llevan tiempo dando titulares hablando de la comercialización de vuelos turísticos al espacio, para lo que llevan desarrollando naves y tecnología durante años que ha sido bien seguida por los medios de comunicación.
Esta carrera espacial, si está teniendo un componente patente, más que otra cosa y por encima de la importancia de esa primera travesía que tuvo lugar el pasado 11 de junio a bordo del Virgin Galactic, es el marketing.
Los avances tecnológicos, la inversión en investigación y desarrollo y el hecho de que hayan sido empresas privadas las que estuvieran detrás ha hecho que la imagen de la nave con el logo de Virgin quede en los anales de la historia.
¿Dónde estaba, precisamente, localizado el logo? En el lugar más visible que sería enfocado por los medios cuando llegara el momento. Algo que incluso se adelantó por parte de Branson para adelantar la fecha prevista de cuándo Bezos cruzará los 100 kilómetros de distancia con respecto a la tierra a bordo del Blue Origin.
“De hecho, tan importante es el hito de quién lo consiguió primero que incluso Bezos está poniendo en duda que realmente el Virgin Galactic llegara al espacio y no quedara por debajo de esos 100 kilómetros que se considera la distancia mínima para poder decir que se está fuera de la órbita terrestre” explican.
Pero no hay que olvidar al tercer nombre. Si hay un polémico entre ellos tres, por excelencia, es Elon Musk que estaba casi retransmitiendo a través de sus redes la creación del SpaceX, que prometía que este final de año enviaría toda una tripulación de civiles al espacio a bordo. Algo que finalmente no será posible tras las pruebas fallidas. De hecho, en vez de en su nave, se rumorea que ya se ha hecho con un billete de Virgin Galactic por el módico precio de 250.000 dólares para ser de los primeros – aunque no el pionero ya – en ver el planeta como nunca antes en un vuelo comercial.
Marketing, al fin y al cabo, para posicionar su nombre, marca y tecnología que ha llevado a tres de los emprendedores más conocidos a nivel mundial a apostar por abrir camino a un tipo de turismo espacial que parece, de nuevo, más cerca que nunca. Aunque solo un nombre quedará como el primero: Virgin.